Integrando la operación y la estrategia


Desde nuestros inicios, identificamos la necesidad de integrar de manera eficaz la operación y la estrategia, lo que nos impulsó a desarrollar un enfoque único que conecta la logística con el diseño estratégico en cada proyecto.

El reto inicial era asegurarnos de que las estrategias fueran además de innovadoras, funcionales. Y es que de eso sólo te das cuenta si te untas, si pantaneas, si vas a terreno…
Buscábamos que la operación, desde su concepción hasta su ejecución, estuviera alineada con los objetivos del proyecto, generando resultados tangibles que marcaran una diferencia real. No bastaba con que las ideas fueran buenas; debíamos garantizar su implementación efectiva, cerrando la brecha entre el diseño y la ejecución. Fue en este punto donde la logística se consolidó como un pilar fundamental para hacer realidad lo planeado.
En nuestros primeros esfuerzos, notamos que la consultoría a menudo se limitaba a “oxigenar” lo que el cliente ya tenía en mente, sin generar soluciones realmente transformadoras. Esto dejaba un vacío importante en la implementación, pues la conexión entre la teoría y la práctica no siempre se lograba de manera efectiva. Ante este desafío, decidimos redirigir nuestro enfoque hacia el acompañamiento en la implementación, concentrándonos en lo que denominamos la "carpintería de hacer": ese trabajo minucioso y práctico que convierte las ideas en acciones concretas, asegurando que cada paso se ejecute con precisión y de acuerdo con los objetivos del proyecto.
A medida que avanzábamos, nos dimos cuenta de que muchas de las propuestas y proyectos que estábamos manejando se orientaban hacia ejercicios gubernamentales, donde la movilización de la ciudadanía debía estar enfocada hacia un objetivo claro y alcanzable. Sin embargo, al adentrarnos en este campo, comprendimos que el "nicho de gobierno" era, en realidad, un océano inmenso y complejo. La estructura centralizada de los ministerios y direcciones hacía que los procesos de descentralización fueran desalineados, tanto a nivel político como técnico, lo que dificultaba la implementación efectiva de políticas públicas.
Fue en este momento cuando entendimos que, para generar un impacto real, el diseño estratégico y la comunicación deben ir, también, de la mano. En lugar de abordar la consultoría de manera fragmentada, decidimos colaborar estrechamente con los gobiernos para diseñar propuestas comunicativas coherentes con sus objetivos de gobernanza. Esta colaboración no solo incluía la creación de estrategias, sino también el acompañamiento en el diseño y ejecución de los proyectos, trabajando de manera conjunta con las administraciones dispuestas a escuchar e integrar ideas de forma abierta.
El diseño estratégico es mucho más que una herramienta; es una filosofía que nos permite pensar juntos. Cada proyecto tiene su propia dinámica, y nuestra misión es adaptarnos a ella, fusionando lo que el cliente necesita con lo que nosotros podemos aportar para hacer realidad sus objetivos. Es esta adaptabilidad y enfoque colaborativo lo que nos permite garantizar el éxito en la implementación.

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