Escuchar también es liderar
En Magna, creemos —y lo practicamos— que la afectividad y la efectividad no se contradicen: se potencian. Y que liderar desde la escucha no es un gesto amable, sino una decisión valiente. Me siento profundamente agradecida de estar aquí. De caminar con este equipo. De seguir aprendiendo a liderar desde el corazón, con propósito, con afecto y con dirección.
Una de las cosas que más me conmueven de este equipo es el cuidado amoroso con el que protegemos lo que hemos construido juntos. Cada voz fue bienvenida, no como trámite, sino como acto de presencia. Nos escuchamos de verdad. Escuchamos lo que se dice… y también lo que se calla. Y desde ahí, empezamos a mover lo que de verdad importa.
Liderar es crear condiciones para que otras personas puedan brillar. Es sostener sin asfixiar, estar presente sin imponer, facilitar sin desaparecer. El liderazgo real no es el que todo lo puede, sino el que se deja acompañar, el que se deja transformar.
Aprendí hace años —en mis pasos por la Gobernación de Antioquia y la Personería de Medellín— que escuchar no es pasivo: es un acto de poder compartido. La escucha sincera abre posibilidades, construye confianza y transforma vínculos, decisiones y culturas organizacionales. Hoy, desde Magna, esa certeza se reafirma con más fuerza: escuchar bien es liderar bien. Porque cuando escuchamos con el corazón, reconocemos lo colectivo, corregimos el rumbo con humildad y sembramos una cultura más honesta, más humana, más viva.
Una pausa para afinar
El jueves pasado nos reunimos en lo que llamamos nuestra jornada de evaluación semestral. Pero, en realidad, fue mucho más que eso. Fue una pausa valiente para mirarnos de frente y reconocernos: en lo que hemos logrado, en lo que aún nos desafía y en lo que deseamos seguir construyendo.
Nuestra conversación giró en torno a cinco grandes focos: aprendizajes, cultura organizacional, procesos internos, dinámicas de equipo y los ya familiares MIMOS, esa herramienta que nos invita a decidir —con sinceridad y estrategia— qué debemos Mantener, Incorporar, Modificar u Omitir.
Nos sentamos en círculo, como sabemos hacerlo en Magna, para repasar resultados, nombrar retos, hacer memoria y co-crear futuros posibles. No fue una evaluación. Fue un acto de cuidado colectivo.
El cuidado también organiza
He comprobado una y otra vez que la manera en que nos tratamos dentro de una organización es inseparable del impacto que generamos afuera. Por eso, en Magna, decimos que la afectividad no es ingenua ni decorativa: es parte de nuestra estrategia. Es nuestra forma de resistir la lógica del desgaste, del exceso, de la indiferencia.
Este semestre logramos avances importantes, pero también nos dimos permiso de decir “esto así no va más” o “esto necesita otra forma”. Aprendimos a soltar lo que ya no suma y a sostener lo que vale la pena. Los MIMOS fueron clave para eso: nos ayudaron a ver con más claridad, sin culpa, sin rigidez.
Seguimos. Con amor. Con verdad. Con compromiso. Con liderazgo que se siente.
Y con la certeza —profunda y compartida— de que lo mejor aún está por venir.
— Lilliana, CEO de Magna
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